El Movimiento de Estudios Ciencia-
Tecnología- Sociedad: su origen y tradiciones fundamentales.
|
|
Autor
|
|
Fidel Martínez Álvarez. Profesor de Filosofía.
Master en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología. Instituto Superior
de Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay". Carretera Central Oeste,
CP. 70100, AP 144, Camagüey, Cuba. Telef: 282015 E-mail: fidema@finlay.cmw.sld.cu
|
|
Introducción
Es conocido que en nuestro
país desde hace ya una década se están dirigiendo los esfuerzos hacia el
fomento y consolidación de una nueva cultura científico-tecnológica que se
corresponda con las exigencias y demandas de la realidad económico-social cubana
actual. Por tanto, se revela la necesidad de los estudios teóricos que reclama
este trabajo, pues "... se amplían las fronteras de la teoría de la
ciencia con lo que la tradicional imagen eurocentrista y norteamericana de la
actividad científica está siendo sustituida por visiones más planetarias” (1)
Estas visiones más
planetarias deben enfrentarse a aquellas que hasta hoy predominan y que no
reflejan nuestras realidades tercermundistas. Esta situación nos lleva a
reflexionar sobre una lamentable contradicción en nuestro ámbito profesional.
No obstante, a la existencia de una considerable cantidad de especialistas
dedicados a estos temas en el país, "... la reflexión filosófica sobre la
ciencia en Cuba, hasta fecha muy reciente, no ha puesto énfasis en el análisis
de la ciencia en el subdesarrollo" (1)
Hasta hoy se manifiestan,
en medida considerable, varias de las carencias académicas señaladas por el Dr.
Jorge Núñez Jover en los años del derrumbe de la URSS y del Campo Socialista,
en vísperas del Período Especial y a las puertas de los debates sobre la crisis
del marxismo en Cuba:
- “Una adecuada
visión de conjunto
de la marcha de la ciencia mundial, de los Estudios CTS (de sus grandes
derroteros, tradiciones, corrientes y autores).
- La comprensión de modo nuevo en que ciencia y
sociedad establecen hoy interrelaciones imposibles en el pasado.
- Las experiencias mundiales fundamentales en las
distintas ramas del saber y cómo ellas se articulan con realidades
socio-culturales, socio-económicas y socio-políticas donde se producen
(estudios endógenos).
- La naturaleza real de la ciencia: su Filosofía,
Axiología y Metodología peculiares, así como el debate mundial en torno a
esos temas”
Estas carencias han
evidenciado:
"… Una franca contradicción entre el esfuerzo que en el plano de la
ciencia y la tecnología ha
venido realizando nuestra Revolución y la insuficiente atención que a él han
prestado nuestras ciencias sociales, en particular la filosofía. Esta carencia
intelectual influye negativamente sobre la educación de nuestros estudiantes y
profesionales en el campo de la ciencia" (1)
Las particularidades del
desarrollo de nuestro proyecto social nos exigen actualizar y profundizar los
estudios sociales sobre la ciencia y la tecnología. Por tal razón, el objetivo
de este trabajo consiste en caracterizar los aspectos más significativos de las
tendencias, escuelas y representantes fundamentales de los Estudios CTS. Se
debe apuntar también que lo más provechoso en este caso no debe ser tanto hacer
un resumen de las ideas básicas de cada corriente o pensador, sino más bien
tratar de captar el hilo conductor de los problemas y elaboraciones más
significativas que dieron origen al Movimiento CTS y que han sido objeto de
discusión en las tradiciones CTS en cada contexto histórico-cultural.
Desarrollo
A finales de la década del
60 del pasado siglo es que se define con claridad el surgimiento del Movimiento
Internacional de Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad, el cual emerge en
el contexto histórico de las llamadas reacciones académica, administrativa y
social en oposición a la imagen o concepción heredada de la ciencia y la
tecnología. [i]
Estas reacciones se
producen en la tercera etapa del cambio institucional de la ciencia, [ii] la cual es denominada etapa industrial o
profesional, su nacimiento se produce en el contexto de la Segunda Guerra
Mundial, pero por su extensión y permanencia hasta nuestros días se le
subdivide en tres períodos históricos que se diferencian por la actitud de la
comunidad científica y la sociedad ante el problema del desarrollo y las
consecuencias de la ciencia y la tecnología.
Desde de 1940 a 1955,
especialmente en los años de la postguerra se tiene gran confianza en el poder
de la ciencia y la tecnología para el progreso social, por ello a este se le
denomina período del optimismo El triunfo sobre el fascismo, el desarrollo de
la ciencia y la tecnología con la finalidad de restaurar los daños de la guerra
y reactivar la economía, llevaron a consolidar un optimismo, fundado en el
carácter benefactor de la ciencia y la tecnología, que también perpetuó mucho
más la imagen clásica de la racionalidad científica, así como del modelo de
desarrollo social inspirado en el desacreditado axioma tradicional:
Ciencia + Tecnología =
Progreso económico = Progreso social.
Luego desde 1955 hasta
1968, se producen costosos desastres nucleares y químicos, la carrera
armamentista de las dos superpotencias: Estados Unidos y la Unión Soviética
desatan la denominada Guerra Fría, el genocidio yanqui en Corea y Vietnam, las
manipulaciones irresponsables de los insecticidas, fertilizantes, etc.
generaron una gran preocupación en el mundo académico y en la sociedad, por
ello se le denomina período de alerta. No por casualidad en este período se
inicia el proceso vigoroso proceso de cuestionamiento de la ciencia y la
tecnología y sus consecuencias sociales., expresada como reacción académica.
Este período está marcado por el decisivo impacto que tuvieron los trabajos de
Jacques Ellul, C.P. Snow, Thomas Kuhn, Rachel Carson, entre otros. Más adelante
serán analizados detalladamente los impactos de estos trabajos en la comunidad
internacional.
También en este período, en
el plano de la práctica política, se desarrollaron diversos movimientos
sociales de carácter crítico como respuesta informal e institucional a las
preocupaciones públicas sobre los impactos de la ciencia y la tecnología en la
sociedad. Entre estos movimientos se destacaron en Inglaterra y Estados Unidos:
- ScienceforthePeople (Ciencia para el Pueblo);
• British
Societyforthe Social Responsability (Sociedad Británica para la Responsabilidad
Social en Ciencia).
• Defensores de la
tecnología alternativa
•
EnvironmentalProtection Agency (EPA, Agencia de Protección Ambiental);
• Ocupational Safety
and Healthadministration (OSHA, Agencia de salud y Seguridad laboral);
• Office of
TechnologyAssessment (OTA, Oficina de Evaluación de Tecnología);
• Nuclear
RegulatoryCommision (NRC, Comisión de Regulación Nuclear).
Desde 1968 en Europa y
Estados Unidos se iniciaron diversas acciones académicas, institucionales y de
activismo social que han consolidado lo que se da en llamar una reacción total
y decisiva contra la imagen heredada de la ciencia y la tecnología, así como
contra sus impactos negativos en la sociedad.(2)
Como fruto de todas esas
reacciones ya hoy el Movimiento Internacional de Estudios CTS está consolidando
las bases de lo que se denomina nueva visión social de la actividad
tecnocientífica, [iii] interpretación que intenta superar la
imagen tradicional.
Naturalmente, esta
nueva visión conserva los valores de la concepción anterior sobre la base de la
reelaboración crítica de sus tesis epistemológicas y la introducción de los
denominados “factores
no-epistémicos” [iv] en la nueva interpretación. Dicho en otros
términos, esto quiere decir que asumir una nueva visión es reconocer ante todo
que “... la
ciencia y la tecnología son
procesos sociales cargados de valores.” (3)
Ahora bien, la
determinación de la fecha del surgimiento del Movimiento internacional de
estudios CTS, no significa que ya esté todo claro, pues se precisa primero una
caracterización general de este fenómeno y, luego, se exige un análisis de sus
componentes principales, tales como: las llamadas tradiciones, sus corrientes,
escuelas, teorías y representantes. Aunque aquí no se tratarán todos se
repasarán al menos los fundamentales.
De inicio se debe
precisar que el surgimiento y la riqueza misma de la nueva imagen social de la
ciencia y la tecnología no sólo está expresada en la obra de Thomas Kuhn y de
los pensadores posteriores a él, sino en medida considerable también en las
elaboraciones de muchos precursores que, directa o indirectamente, abordaron
aspectos y problemáticas relacionadas con la ciencia y la tecnología.
No es menos cierto
que independientemente a lo aportado anteriormente se puede afirmar hoy que por
Estudios CTS se comprende todos aquellos esfuerzos teóricos y prácticos que
desde la década de los años 60 se vienen realizando en diversas regiones del
mundo para el estudio crítico e interdisciplinar de las relaciones entre
Ciencia, Tecnología y Sociedad.
Tal grado de
generalización nos exige de inmediato determinaciones más concretas para
enriquecer su concepto, por ello se sugiere precisar algunos de sus componentes
y rasgos fundamentales:
"En la actualidad los
Estudios CTS constituyen una diversidad de programas filosóficos, sociológicos
e históricos, que, enfatizando la dimensión social de la ciencia y la
tecnología, comparten el rechazo de la imagen intelectualista de la ciencia, la
crítica de la concepción de la tecnología como ciencia aplicada y neutral y la
condena de la tecnocracia." (2)
Además, puede afirmarse
que:
“Hoy en
día los
Estudios CTS constituyen una importante área de trabajo en investigación académica, política
pública y educación. En este campo se trata de entender los aspectos sociales
del fenómeno científico y tecnológico, tanto en lo que respecta a sus
condicionantes sociales como en lo que atañe a sus consecuencias sociales y
ambientales. Su enfoque general es de carácter crítico (respecto a las visiones
clásicas de ciencia y tecnología donde sus dimensiones sociales son ocultadas)
e interdisciplinar, donde concurren disciplinas como la Filosofía, la Historia,
la Sociología de la Ciencia y la Tecnología, entre otras.” (4)
Reflexionando sobre estas
definiciones podemos resumir que los Estudios CTS constituyen esfuerzos
teóricos y prácticos que se realizan, desde la década del sesenta, en una vasta
e importante área de trabajo de investigación, política pública y educación
sobre la actividad científico-tecnológica en su dimensión social.
Tradiciones en los estudios
CTS.
Estos estudios se concretan
en una diversidad de programas de creciente institucionalización, enfoque
interdisciplinar (no sólo filosóficos, sociológicos e históricos, sino de
muchas otras disciplinas científico-naturales, técnicas y humanísticas) y
espíritu crítico sobre la relación Ciencia –Tecnología- Sociedad y sus
correspondientes paradigmas. En esencia, estos programas tratan de establecer
una nueva imagen social de la actividad tecno-científica, no obstante, a la
diversidad de posiciones ideológicas y contextos histórico-culturales en que se
desarrollan.
En la actualidad se puede
decir que existe consenso (en un todavía lamentable espíritu hegemónico
occidental) en el reconocimiento de dos principales tradiciones: la europea y
la norteamericana, las cuales han ejercido gran influencia en el desarrollo
contemporáneo de los Estudios CTS. Es evidente que los círculos influyentes que
monopolizan la información en el mundo sólo divulgan los autores y trabajos
provenientes de los países industrializados. A ello contribuyen las grandes
editoriales y ese poderoso mecanismo globalizador de la información que es
Internet.
En Europa han
existido diferentes escuelas y tendencias en los estudios teóricas de la
ciencia y la tecnología: Sin embargo, han tenido en común tomar en
consideración los factores sociales antecedentes para asumir una posición en la
interpretación de la relación Ciencia–Tecnología– Sociedad.
A su vez, han hecho énfasis
en la ciencia y relegado a un segundo plano la tecnología. También en esta
tradición ha primado el análisis teórico-descriptivo de la relación CTS. En el
ámbito disciplinar se han destacado los enfoques sociológicos, históricos,
antropológicos y psicológicos (2)
En los Estados Unidos estos
estudios han hecho énfasis en las consecuencias sociales de la actividad
tecnológica fundamentalmente, relegando a un segundo plano el tratamiento de la
ciencia teórica. Además los estudios sociales han tenido un carácter práctico
(pragmático) y valorativo, destacándose los enfoques éticos y educacionales.(2) Es lamentable que en un texto tan valioso sobre las
concepciones y tradiciones en los estudios CTS se obvien tradiciones y
concepciones sobre la relación CTS que se han desarrollado en otras latitudes y
contextos socioculturales.
Haciendo honor a la verdad,
estas dos sólidas tradiciones han hecho grandes contribuciones al desarrollo de
una nueva visión social de la ciencia y la tecnología, por la amplitud de sus
enfoques sobre este complejo fenómeno social. Sin embargo, otras tradiciones
han sido olvidadas y obviadas intencionalmente, algo que desde la posición de
un país como él nuestro no puede ser aceptado, pues las contribuciones que
hemos recibido, por ejemplo, de la tradición ex-socialista (URSS, Alemania,
Checoslovaquia, Polonia, Bulgaria) han sido muy valiosas, si consideramos,
entre otros aportes, que las bases filosóficas, dialéctico-materialistas de la
comprensión de la ciencia y la tecnología han sido proporcionadas por los
clásicos del marxismo leninismo y muchos prestigiosos continuadores de su obra,
que en mayor o menor grado han hecho fructíferas contribuciones a la Teoría de
la Ciencia (Cienciología), así como en las esferas de la sociología, la ética,
la historia y la lógica de la ciencia, etc.
Esta tradición, no obstante
la caída del Campo Socialista, merece ser estudiada con más detenimiento, pues
sus bases conceptuales no han caducado ni mucho menos. Existe, entre sus
postulados y experiencias desarrolladas durante casi todo el siglo XX, un
manantial inagotable de proposiciones que cobran vigencia en diferentes esferas
de los Estudios CTS.
Es justo aclarar que esta
tradición ha sido muy heterogénea y no ha estado directamente relacionada con
el actual espíritu CTS, esto no significa que no tengan vigencia aun sus
proposiciones y elaboraciones en las diferentes direcciones y disciplinas que
se desarrollaron hasta el final de la década del 80. Es necesario precisar que
esta tradición ex-socialista se expresaba a través de una serie de tendencias y
escuelas. Especial referencia merecen las dos tendencias más significativas de
esta tradición, ante todo por el alcance de su labor en favor de los estudios
sobre la ciencia y la tecnología:
- Los estudios cienciológicos, representados por
soviéticos y socialistas de Europa oriental, entre ellos se destacaron: I.
Borichevski, B. Hessen, S.R. Mikúlinski, G. Kröber, R. Richta, C.
Shvedosvki, etc., con los cuales se intentaba conformar, a través del
enfoque interdisciplinario, una ciencia integral sobre la ciencia que
recibía contribuciones de Filosofía, Lógica, Historia, Sociología,
Metodología de la investigación, Psicología de la creación científica,
Economía y otras disciplinas vinculadas a los estudios sobre la ciencia y
la tecnología. Los estudios sobre la tecnología no recibieron el mismo
impulso en esta tendencia como los referidos a la ciencia. En verdad la
Cienciología pretendía encontrar la síntesis teórico-conceptual ideal para
integrar las diferentes ramas del saber en una ciencia única sobre la
ciencia.
- Los estudios sobre los problemas filosóficos de las
ciencias particulares (representados por M.B. Kedrov, T. Pavlov, V.
Sadovski, P. Gaidenko, Fedosiev, Meliujin, Kedrovski y otros), en los
cuales se desarrollaban interpretaciones filosóficas, lógicas,
cosmovisivas sobre diferentes problemas de las ciencias particulares,
entre ellos de las matemáticas, de las ciencias naturales, e, incluso, de
las ciencias sociales.
Además de estas dos
tendencias existieron varias escuelas en diferentes países y regiones de la
URSS que no se deben generalizar superficialmente, por lo que sería preciso
desarrollar un estudio minucioso de sus propuestas y aprovechar sus
contribuciones para enriquecer el presente Movimiento CTS. En ello puede
contribuir mucho la bibliografía heredada del campo socialista y la
reactivación de los vínculos con aquellos autores que aun pueden estar
involucrados, directa o indirectamente, en los estudios sobre la ciencia y la
tecnología.
La tradición ex-socialista
se movió en un marco explicativo interdisciplinario con fundamentos marxistas,
aunque puso el énfasis en el estudio integral de la ciencia como sistema
complejo, no logró el impacto que lograron otros enfoques. No es menester en
este trabajo explicar las razones de esta situación, pero entre otras, se
destaca el aislamiento en que se mantuvo por muchos años el campo socialista.
Por otro lado es ya un
hecho reconocido que en América Latina existen las bases de una nueva tradición
en los estudios CTS, la cual apunta hacia la problemática del desarrollo como
tema central que condiciona los más agudos debates entre los profesionales
dedicados a los estudios de la ciencia y la tecnología. Esta problemática ocupa
un lugar central en nuestra realidad, ya que los problemas económicos y
sociales que enfrentan los países subdesarrollados son tan graves que las
utopías políticas y científicas de resolverlos están llamadas a conformar un
paradigma que haga realidad las esperanzas de nuestros pueblos.
Desde la periferia es
preciso reinterpretar las tradiciones de los estudios CTS con el objetivo de
reelaborarlas endógenamente al contexto histórico-cultural de nuestra región y
de cada uno de nuestros países.
En otras latitudes del
mundo, por ejemplo en Asia, se pueden encontrar valiosas contribuciones al
Movimiento CTS y entre los países que se destacan están Australia y Nueva
Zelanda, en los cuales los programas de desarrollo de la Educación en ciencia y
tecnología tienen gran difusión y alcance social. Estos programas están
orientados hacia la formación y desarrollo de una cultura
científico-tecnológica entre la población, incluso van más allá de sus
fronteras, pues se han implementado acciones de intervención comunitaria en
muchas islas de Oceanía, las Polinesias y otros países de Asia.
Existen evidencias de que
en Asia y Oceanía se han realizado estudios teóricos sobre ciencia y tecnología
desde hace más de un siglo, pues recordemos por ejemplo que los artículos del británico
Samuel Butler, titulados "Darwin amongthe machines" y
"Lucubratio ebria", así como su obra "Erewhon" fueron
escritos durante su estancia en Nueva Zelanda. Los artículos aparecieron en los
años 1863 y 1865 en el periódico "Press", mientras que su obra, donde
recoge la esencia de sus artículos, se publicó en 1872.
En Australia son evidentes
las influencias de los estudios históricos y sociológicos de la ciencia
desarrollados por la tradición inglesa. A su vez, se puede consultar por
Internet una gran cantidad de información sobre los estudios sociales de
ciencia y tecnología en Asia y Oceanía, especialmente en el ámbito de la
Educación en ciencia y tecnología, en el cual la región tiene gran tradición en
el desarrollo de programas populares para los pueblos nativos. Tampoco se debe
olvidar que en Nueva Zelanda vivió sus últimos años Karl Popper y sus obras
fueron difundidas por George Basalla y otros especialistas de renombre.
El desarrollo de los
estudios CTS en Asia es considerable, de lo que se trata es que las fuentes de
información sobre aquella realidad no están todavía a nuestro pleno alcance.
Las limitaciones en la comunicación y, en consecuencia, el desconocimiento
llevan con frecuencia a asumir una actitud de preferencia occidental en la concepción
sobre los estudios CTS. Esto, realmente, es peligroso si consideramos que con
ello se le está haciendo el juego al hegemonismo globalizador de la cultura
occidental de los países industrializados, algo que nos puede distraer y sacar
de las tareas inmediatas de búsqueda de soluciones alternativas a la situación
del desarrollo en nuestro contexto tercermundista.
El peligro es doble si se
tiene en cuenta que estamos a espaldas de los programas, experiencias y valores
de la rica cultura científico-tecnológica de los países del Oriente: de Japón,
China y los denominados tigres asiáticos (Corea, Taiwan, Hong Kong, Singapur,
Malasia, Tailandia, etc.) Es muy lamentable que textos tan útiles como los del
historiador inglés Joseph Needham no estén a nuestro alcance.
“Muchas
de las cosas que el mundo moderno asume como algo poco menos que natural –desde el papel, los relojes mecánicos y la fabricación del acero hasta la porcelana, los arneses
para los caballos y la extracción y
utilización del
petróleo y
del gas natural- tienen su origen en China. Durante siglos esos y otros
inventos y realizaciones propios del genio científico y técnico de los chinos
permanecieron sumidos en el olvido o en la oscuridad de la ignorancia. Por
fortuna, en los últimos años se ha empezado a tener una idea clara y precisa de
esa formidable inventiva. Ello se debe en gran parte a uno de los esfuerzos
intelectuales más notables del siglo: la vasta y original labor de
investigación del Dr. Joseph Needham, de la Universidad de Cambridge (R.U.),
que ha dedicado más de medio siglo a estudiar la historia de la ciencia y la
tecnologías chinas.” (5)
En consecuencia, se alza
ante nosotros la difícil pero necesaria tarea de acceder a esa cultura asiática
que ya ha definido importantes pautas en la esfera del desarrollo tecnológico,
gracias a lo cual esos países han podido convertirse en un bloque económico de
primera línea en el ámbito mundial. El estudio minucioso de sus proposiciones y
experiencias nos pueden proporcionar un nuevo referente para trazar, desde
nuestro contexto histórico-cultural, nuevas alternativas de desarrollo
científico-tecnológico en función de nuestras apremiantes necesidades y
expectativas de progreso social.
¿Cómo es la visión de la
ciencia y la tecnología que está presente en el Movimiento internacional de
estudios CTS?
Los presupuestos teóricos
que conforman una impetuosa reacción ante la concepción heredada se expresan en
un diapasón tan amplio de propuestas y modelos que resulta muy difícil
resumirlos sin realizar abruptas reducciones que esquematizarían
lamentablemente la esencia de las tesis fundamentales de los representantes de
esta nueva visión social sobre la ciencia y la tecnología.
Varios pensadores de la
posguerra trataron de romper con el empirismo lógico, perfeccionando su visión
del método científico, recurriendo a nuevas formulaciones teóricas que
esclarecieran la naturaleza compleja de la observación, de las hipótesis, etc.
Precisamente, los modelos sobre el cambio y el desarrollo de las teorías
tuvieron su mayor esplendor con la reacción postempirista, Es por ello que en
los inicios de los años 60 ya se contaba con varios argumentos que ponían en
crisis las tesis fundamentales de la concepción epistemológica heredada de la
ciencia.
Los tres pilares básicos de
esa reacción antipositivista eran:
- La fragilidad del conocimiento inductivo.
- La carga teórica de la observación.
- La infradeterminación
Estos argumentos [v] se relacionan estrechamente con fenómenos y
conceptos que constituían el objeto fundamental de las discusiones filosóficas
desde el Círculo de Viena. De manera que la Filosofía de la ciencia se ocupaba
de un espectro epistemológicamente limitado de problemas de la ciencia, y,
prácticamente de nada sobre la tecnología. De hecho para la mayoría de los
pensadores, hasta aquí mencionados, lo más importante era esclarecer una serie
de problemas “netamente
filosóficos” que van desde los cacareados conceptos de "contexto
de descubrimiento" y "contexto de justificación", hasta: el carácter relativo de la verdad científica, la relación entre los métodos inductivos y deductivos, el principio de
demarcación, el falsacionismo, los problemas del cambio de teorías científicas,
la inconmensurabilidad de dichas teorías, la confirmación o refutación de las
hipótesis, etc.
Tratando de evitar la burda
simplificación, intentaremos resumir las ideas generales de algunos de los
representantes de la llamada reacción postempirista sobre aquellos aspectos que
pudieran revelar mejor la evolución del objeto de la Filosofía de la ciencia y
el papel de los estudios interdisciplinares para la formación de la nueva
imagen de la tecnociencia.
Los rasgos fundamentales de
la nueva imagen deben ir definiéndose como síntesis de la reinterpretación
sopesada y profunda de las diversas contribuciones que ya se tienen de las
distintas tradiciones y disciplinas relacionadas con los estudios CTS.
Aunque no es interés aquí
desarrollar un análisis de todos y cada uno de los representantes más ilustres
del Movimiento internacional de estudios CTS, se exige dar una caracterización
de las tesis fundamentales de quienes sentaron sólidas pautas en el desarrollo
de estos estudios. En general los representantes de esta diversidad de
programas filosóficos, sociológicos, históricos, éticos, etc., los cuales
agrupamos en el denominado Movimiento CTS, pudieran ser ordenados, haciendo
salvedad de las empobrecedoras simplificaciones y arbitrariedades, más o menos
así: [vi]
En 1954 el pensador francés
Jacques Ellul en su famosa obra “El Siglo XX y la técnica”
caracteriza a la técnica
con siete rasgos fundamentales:
- Racionalidad.
- Artificialidad.
- Automatismo de la elección técnica.
- Autocrecimiento.
- Indivisibilidad.
- Universalismo.
- Autonomía.
De todos estos atributos el
que más ha impactado a la comunidad académica en la actualidad es la autonomía
de la tecnología y su amenazador determinismo. La posición de Ellul es muy
pesimista, pues considera que la tecnología es antropomórfica, de manera que el
hombre es víctima de los condicionamientos tecnológicos. (2)
Además, Ellul en “La techniqueoul´enjeu du sciecle o ThetechnologicalSociety”“ analiza la sociedad tecnológica del momento, vertebrada por una tecnología que determina las ideas, las ciencias y los
mitos del ser humano moderno hasta el punto que todas sus actividades caen
dentro del contexto técnico” (6)
Ellul fue un pensador de
transición entre la concepción heredada de la ciencia y la nueva imagen de la
tecnociencia, pues alertó sobre las amenazas de la tecnología y sus
implicaciones políticas y éticas. Estas obras de Ellul se toman como pioneras
de la reacción académica.
Por otro lado, en
Inglaterra, se generó una aguda polémica:
“Cambridge,
mayo de 1959 C.P. Snow, científico
de formación y
escritor por vacación,
pronuncia una conferencia donde acuña una noción sobre la cual volverían luego,
una y otra vez, estudiosos de la cultura y la educación para identificar a
través de ella lo que muchos consideran una grave deformación de la cultura
contemporánea
Con la expresión “Las dos culturas”, Snow se refirió al proceso de cristalización de dos ambientes intelectuales
crecientemente escindidos e incomunicados: de un lado lo que él llama “la cultura tradicional” donde incluye preferentemente a los “literatos” y de otro a los científicos, puros y aplicados, e
ingenieros. Según Snow, los primeros muestran un escaso interés y un profundo
desconocimiento de los avances científicos, o más exactamente, de la Revolución
Científica e Industrial que tenía lugar desde fines del siglo XIX e inicios del
siglo XX; los “científicos” por su parte, prestan escasa atención a la cultura humanista e incluso la miran
con desdén” (4)
La significación histórica
de la conferencia de Snow se puede constatar con sólo valorar el estado actual
de la formación de los profesionales en las disciplinas naturales y
sociales-humanísticas. Evidentemente las reflexiones humanistas de este
pensador inglés cobran cada día más vigencia y nos alertan de las consecuencias
nefastas que traen consigo la unilateralidad y la superficialidad en la
preparación de los profesionales en esta era de la globalización neo-liberal
que nos amenaza implacablemente con fenómenos tan avasalladores como la
transculturación y el mercantilismo enajenante (7)
Thomas Kuhn en 1962 propuso
un giro histórico-sociológico como modelo dinámico revolucionario, se apoyó
indudablemente en la obra de Ludwig Fleck. "La génesis y el desarrollo de
un hecho científico; para una teoría del estilo y del colectivo del
pensamiento", publicada por primera vez en 1933 [viii] . Para Kuhn era preciso considerar en la
ciencia (a la hora de seleccionar una teoría, demostrar una ley, etc.), no sólo
los tradicionales “factores
epistémicos”, sino, también y fundamentalmente, los “no-epistémicos” que pueden ser revelados por medio del
enfoque histórico-social,
es decir, es necesario tomar en cuenta: “paradigmas, adiestramientos disciplinares, restricciones
instrumentales, sesgos profesionales, prejuicios, rasgos psicológicos,
consenso, tradición, en fin toda la riqueza de fenómenos sociales que se
manifiestan en el seno de una comunidad científica determinada” (4)
La controvertida y
revolucionaria obra de Thomas Kuhn "La estructura de las revoluciones
científicas", fue discutida y enriquecida por otros autores que apuntalan
los denominados "factores no-epistémicos" en el estudio de la
ciencia. Además, esta obra provocó un profundo impacto en la filosofía de la
ciencia al revelar la dinámica de la ciencia desde la Historia y la Sociología
del conocimiento (Incorpora su revolucionaria teoría de los paradigmas y su
tesis de la dinámica relación entre la ciencia normal y extraordinaria, etc.).
“La
obra de Kuhn es recibida en los 60 como el esperado modelo alternativo. Se
trata de un modelo que, sin producir "kuhnianos" declarados,
precipita el abandono generalizado del modelo positivista... El desmoronamiento
del empirismo lógico concluirá finalmente con la crítica del propio Hempel, en
1969, y la muerte de Carnap en 1970.” (8)
En Occidente, existe
bastante consenso en considerar que la obra de Thomas Kuhn "... marca el
punto de partida tanto de una nueva imagen de la ciencia como de una nueva
forma de hacer Filosofía de la ciencia." (9)
En verdad la obra de Kuhn
introduce sensibles cambios en tres disciplinas: Sociología de la ciencia,
Filosofía de la ciencia e Historia de la ciencia, pues el modelo asumido por
Kuhn pone el centro de atención en el problema del cambio científico. Lo más
importante de Kuhn es que después de 1962 las discusiones sobre Filosofía de la
Ciencia se hacen con Kuhn o contra Kuhn, no sólo por el valor teórico que su
obra pueda encerrar, sino además, por el carácter polémico de la misma (4)
Entre los elementos más
importantes de propuestas teóricas de Kuhn está su clasificación de las etapas
sucesivas en el desarrollo de una disciplina científica, las cuales son:
• Preparadigmática:
donde compiten diversas escuelas por el dominio de cierto campo de la
investigación.
• Paradigmática:
cuando los investigadores acuerdan un conjunto unificado de presupuestos
básicos. El consensomarcael pasohacia la cienciamadura.
Paradigma: tiene dos
sentidos para Kuhn:
1. Logro o realización
concreta.
• Ciencia normal:
catalogada como conservadora donde tiene lugar la resolución de problemas o
enigmas sobre la base del consenso, lo cual hace al paradigma existente más
preciso, adoptándose una posición de estabilidad creadora de modelos y
estereotipos.
• La crisis o inicio
de la ciencia extraordinaria: se produce por las anomalías, las cuales no
pueden ser resueltas con el paradigma vigente. En esta etapa aparecen las
reflexiones filosóficas y se proponen las teorías alternativas que revolucionan
el paradigma decadente.
• Revolución
científica: que en su esencia significa el cambio de paradigma.
• Nueva ciencia
normal: finalmente se estabiliza un nuevo paradigma.
Thomas Kuhn, en sus
reflexiones sobre el cambio de paradigma en los marcos de una Revolución
científica, sentencia que no se puede resolver apelando a un lenguaje o
algoritmo neutral, pues ni por medio de la lógica, ni de la experiencia
neutral, ni mediante reglas metodológicas (como sugerían los empiristas lógicos
y K. Popper), se puede elegir teorías pertenecientes a paradigmas distintos. Es
decir, los paradigmas son, en condiciones de revolución científica, en principio,
inconmensurables. Entonces el camino que propone Kuhn para demostrar la
superioridad de una teoría sobre otra es el de la persuasión y el consenso.
Para el desarrollo de su
nueva visión de la ciencia T. Kuhn se apoya en un método dinámico y en un
enfoque historicista, lo cual le permite afirmar que todos los componentes de
la empresa científica cambian, es decir, sus métodos, creencias, procedimientos
experimentales, herramientas formales, percepciones, datos, intereses,
criterios de evaluación, etc. Por ello, considera también que el objetivo de
una teoría filosófica de la ciencia es reconstruir racionalmente el cambio y el
desarrollo científicos.
Desde la perspectiva de
Kuhn "... la ciencia se presenta como un proceso donde las subjetividades
(individuales y colectivas) tienen un peso fundamental. Las influencias de las
adscripciones disciplinarias, los marcos conceptuales, las ideas filosóficas,
valores, dogmas, perjuicios y lealtades, son reconocidas como elementos
influyentes en la ciencia con tanto peso como las pruebas lógicas y los
respaldos empíricos." (4)
ImreLakatos propone un
modelo de demarcación entre ciencia y no-ciencia, para reconstruir historia de
la ciencia como un progreso racional. Además, Lakatos fue fuertemente influido
por K. Popper. "Este autor desarrolló un falsacionismo sofisticado, ya
esbozado en Popper (1972), en el que trata de incorporar el giro kuhniano en el
estudio de la ciencia. Lakatos renuncia a elaborar un modelo de justificación
que proporcione algún criterio universal e infalible de racionalidad
instantánea, incorporando nociones pragmáticas de origen kuhniano y ampliando
la unidad evaluativa desde el enunciado (en la tradición original del empirismo
lógico y ciertos textos de Popper) y la teoría o conjunto de enunciados (en
otros textos de Popper) hasta el conjunto de enunciados o "programa de
investigación" en terminología lakatosiana." (10)
Lakatos intentó crear un
metalenguaje que unificara todas las ciencias y, además, se propuso distinguir
el conocimiento científico del conocimiento cotidiano y de las formas pre y
pseudo científicas. Sus reflexiones se mantenían en el plano del principio de
demarcación. En la teoría de Lakatos no queda claro en qué momento un programa
debe ser abandonado por haberse estancado o cuándo debe ser decididamente
apoyado por su carácter claramente progresivo.
Un aporte significativo
realizado por Lakatos fue su clasificación de las teorías generales sobre la
ciencia:
• Induccionismo.
• Convencionalismo.
• Falsasionismo.
Larry Laudan (modelo
dinámico de cambio científico = solución de problemas), se fundamenta en la
objetividad que alcanzan las teorías al ser más eficientes en las soluciones de
problemas. Además, este autor caracteriza los rasgos históricos del cambio
científico, sentenciando que:
• Los cambios de
teorías son, por lo general, no acumulativos,
• Las teorías no se
rechazan simplemente por la presencia de anomalías.
• No se aceptan sólo
por haber sido confirmadas empíricamente.
• Predominan los
debates en el orden conceptual.
• Los criterios de
evaluación de las teorías han cambiado considerablemente.
• Las actitudes de
aceptación o rechazo no son las únicas actitudes cognitivas hacia la teoría.
• Los principios de
evaluación dependen de los niveles de generalidad.
En una línea bastante
controvertida se movían muchos pensadores. Pero en especial ha trascendido un
"... influyente autor que comienza su trabajo a finales de los 50 y los 60
como fiel neopopperiano y acaba convirtiéndose, desde los 70, en la bestia
negra del racionalismo dentro de la Filosofía de la Ciencia, es Paul K.
Feyerabend. Este autor es de hecho utilizado topológicamente en los manuales de
la disciplina como punto de referencia extremo a fin de confeccionar el mapa de
concepciones. Feyerabend mantiene una posición escéptica con respecto a la
posibilidad de descubrir un criterio universal y objetivo de evaluación
científica. Considera, especialmente sobre la base del argumento de la
inconmensurabilidad ejemplificado por el estudio histórico, que el desarrollo
de la ciencia no es acumulativo ni teleológico, sino que se basa más bien en la
proliferación teórica y la confrontación de cosmovisiones alternativas.
"Anythinggoes" (todo vale) dice Feyerabend en su célebre slogan.
La comunidad científica se
inclinaría por una cosmovisión y no por otra respondiendo a preferencias
individuales y factores subjetivos. Pero Feyerabend va todavía más lejos: llega
hasta la posición que él mismo denomina "anarquismo epistemológico".
Feyerabend defiende en su obra tardía un relativismo radical sobre el supuesto
carácter epistemológicamente privilegiado de la ciencia. No existe para él un
argumento decisivo que demuestre que la ciencia es superior a otras formas de
conocimiento inconmensurables como la astrología o el vudú; se trata de una
ideología entre otras que sin embargo es elevada a "Única Religión
Verdadera" por nuestros estados tecnocráticos" (10)
Para un estudio completo de
estos antecedentes se precisa tomar en consideración otros estudiosos de la
ciencia y la tecnología que se mueven en un espectro muy amplio de corrientes
de pensamiento y escuelas, aquí ellos serán sólo más bien mencionados:
Wolfgang Stegmüller
(apoyado en Joseph Sneed y Patrick Suppes) precisa algunas tesis de Kuhn
desarrolla una concepción dinámica y de formalización estructural sobre las teorías
con la ayuda de C. Ulises Moulines y Wolfgang Balzer.
Hilary Putnam en su obra:
"Lo que las teorías no son", introduce la afamada expresión inglesa
"standardview" o "recivedview" para referirse a la
concepción heredada o tradicional de la ciencia y la tecnología.
DudleyShapere propone un
modelo basado en la noción de "buenas razones".
Stephen Toulmin, quien fue
catalogado por F. Suppe, el primer indicio de la primera reacción contra “la concepción heredada”.
N.R. Hanson, Mary B. Hesse,
Michael Polanyi, Thomas Nickles y otros pensadores, tanto europeos como
norteamericanos que desarrollan otras alternativas interesantes en la
interpretación del cambio de teorías y sobre la actividad
científico-tecnológica.
La Sociología del
conocimiento: representantes son D. Bloor, B. Barnes, Mackenzie, Shapin, etc.
(la famosa Escuela sociológica de Edimburgo con el llamado Programa Fuerte) Con
cierta dosis de relativismo, pero con una profunda visión social de la ciencia,
uno de sus más ilustres representantes, B. Barnes subraya la tesis central de
esta prestigiosa corriente sociológica:
“...
[el conocimiento también es producto de recursos culturales dados], el viejo
conocimiento es de hecho una causa material en la generación del nuevo
conocimiento [por ello] la racionalidad del hombre sola no basta ya para
garantizarle acceso a un sólo cuerpo permanente de conocimiento auténtico; lo
que puede llegar dependerá de los recursos cognoscitivos que le sean
disponibles y de las maneras en que sean capaces de explotar dichos recursos...
Descubrir lo anterior implica examinar la generación de conocimiento dentro de
su contexto social como parte de la historia de una sociedad particular y su
cultura” (12)
El Programa empírico
del relativismo: H. Collins y la Escuela de Bath (Pinch, Harvey, Pickering,
etc.), quienes se dedican en los años 80 a los estudios sistemáticos de las
micro-estructuras o comunidades científicas, en los laboratorios se revelan
"factores no epistémicos" que ejercen gran influencia en los
resultados de la investigación.
La Etnografía de la
ciencia: Knorr-Cetina, Steve Woolgar, Mulkay, Law, Bruno Latour, este último es
un sociólogo del conocimiento francés, radicado en los Estados Unidos, quien
junto a Michael Callon ha desarrollado la teoría de la "red de
actores".
La heterogénea escuela
francesa: Gastón Bachelard, Pierre Thuillier, Luis Althusser, Edgar Morín,
Michael Foucault y otros (predomina diversos enfoques en el estudio de la
ciencia y la tecnología, fundamentados en una gran variedad de corrientes
filosóficas que van desde el neo-marxismo hasta el estructuralismo y el
postmodernismo) Se destacan los estudios sobre el pensamiento complejo, el
conocimiento y la ciencia como fenómenos culturales con una salida basada,
fundamentalmente, en la ética humanista.
La Escuela de Frankfurt (T.
W. Adorno, M. Horkheimer, Herbert Marcuse, Fromm, JürgenHabermas, entre otros)
Estos pensadores tienen proyecciones filosóficas similares en general, pero las
formas concretas que adoptan sus teorías son muy diferentes y han tenido
influencias muy diversas en las ciencias sociales. Más adelante se analizarán
algunas de sus ideas sobre la naturaleza social de la ciencia y la tecnología.
La reacción académica y
social en Norteamérica: Rachel Carson, Isaiah Berlín, Theodore Roszak, Nowotny,
Webster, I: Hacking, H.M. Collins, R.C. Lewontin, Kamin, S.J. Gould, R. Levins,
E. F. Schumacher, I. Illich, J, Galtung, AlvinToffler, Richard Rorty y otros,
se ocupaban en lo fundamental del impacto ético, medioambiental y político de
la actividad científico-tecnológica, especialmente en Norteamérica.
La reacción académica
antipositivista: la desarrolla un grupo de autores contemporáneos de la
tradición americana o asociados a ella que han centrado su análisis en el plano
filosófico, de manera que han contribuido a la reacción antipositivista. Se destacan: Ronald Giere, Steve Fuller, Philip Kitcher, Helen
Longino, Joseph Pitt, Kristin Shrader-Frechette.
El marxismo occidental,
expresado en una gran diversidad de interpretaciones controvertidas e
influyentes en todos los continentes (L. Althusser, A. Schaff, B. Gramsci, J.D.
Bernal, Raventz, R. Lewis, M. Lowy, S. Rose, H. Rose, etc.)
Los estudios CTS en España:
José Ortega y Gasset, Gustavo Bueno, Miguel Ángel Quintanilla, José Antonio
López Cerezo, José Manuel Sánchez Ron, Nicanor Ursúa, José Luis Luján López,
Manuel Medina, Javier Echeverría, Mariano Hormigón, José Sanmartín, Anna
Estany, Alberto Hidalgo Tuñón, Cipriano Barrio, Pablo HuergaMelcon y otros no
menos importantes.
Tradición latinoamericana:
Algunos de los autores más destacados (sin la intención de excluir a nadie y
por la profundidad de sus análisis sobre la problemática del desarrollo en
general y científico-tecnológico en particular), son: Mario Albornoz, Hebe M.C.
Vessuri, Amílcar Herrera, Celso Furtado, Luis Camacho, Edgar Roy Ramírez, Jorge
A. Sábato, Eduardo Martínez, Juan J. Saldaña, Hugo Padilla, Ignacio Ávalos,
Jorge Beinstein, Isabel Licha, Lea Velho, Eli de Gortari, Xavier Polanco,
Renato Dagnino, Leite López, Jorge Martínez, Rodrigo Arocena, YudithSutz, Mauro
Marini, Guillermo Hoyos, Ana Rosa Pérez Ransanz y otros.
Los estudios en Cuba: [x] José de la Luz y Caballero, Félix Varela,
Enrique José Varona, José Martí, Ramiro Guerra, Cepero Bonilla, Ernesto Ché
Guevara, Fabio Grobar, Carlos Rafael Rodríguez, Juan Marinello, Eduardo del
Llano, Wilfredo Torres, Antonio Núñez Jiménez, Lionel Soto, Fidel Castro Ruz,
José Alshuller, Tirso W. Saenz, Emilio García Capote, Jorge Núñez Jover, Rosa
Elena Simión, Daniel Codorniú, Ismael Clark, Pedro Pruna, entre otros.
La Filosofía humanista de
la tecnología: representada por Martín Heidegger, Jacques Ellul, Karl Barth,
C.P. Snow, Carl Mitcham y otros. Esta corriente se fundamenta en dos ideas; una
que reafirma el primado de las humanidades (entre las que figura en lugar
destacado la propia filosofía) sobre las tecnologías; la segunda idea se
relaciona con el denominado carácter deshumanizador de las tecnologías. Para
los partidarios de esta corriente el sistema de valores humanos debe enfrentar
los retos del desarrollo tecnológico y normar y regular el alcance social de
las tecnologías de avanzadas, las cuales constituyen una seria amenaza para el
género humano. Es evidente cierta tendencia pesimista en algunas de sus
reflexiones.
La Filosofía analítica de
la tecnología: Friedrich Dessauer, Friedrich Rapp, Miguel A. Quintanilla,
Joseph Pitt, KristinShrader-Frechette y otros. La idea rectora de esta
corriente se expresa en su posición protecnológica, exaltando el valor de la
tecnología como quintaesencia de la acción racional. Para sus representantes
los problemas actuales (las amenazas al medio ambiente y a la salud humana,
entre otras) pueden ser resueltos por los propios investigadores y expertos de
la ciencia y la tecnología. Se evidencia en las consideraciones de sus
representantes un marcado optimismo ante el desarrollo de la tecnología.
Otros pensadores que en la
actualidad se destacan por sus contribuciones (no obstante, a ser muy
heterogéneas sus concepciones) son: Frederick Suppe, Bas van Fraassen, George
Basalla, Michael Scriven, ThagardChurchland, R. Wöjcicki, I. Niiniluoto y otros
no menos importantes.
El denominado giro cultural
en la comprensión de la tecnología promovido por S.J. Kline, A. Pacey, etc.
El giro tecnocientífico de
Manuel Medina, quien se ha fundamentado en los trabajos de Trevor Pinch, Wiebe
E. Bijker y sus partidarios. Ellos proponen una Filosofía de la Tecnociencia.
Esta alternativa es un intento de superar los preceptos más estereotipados de
la concepción heredada. De hecho, la propuesta del concepto de Tecnociencia
contribuye a la nueva visión social integral sobre la ciencia y la tecnología.
La necesidad de un “giro tecnocientífico”, en
el enfoque de los nexos CTS, es fundamentada por la significación social que hoy ha alcanzado la tecnología. El privilegio de este enfoque entraña revelar que:
"La ciencia y la
moderna tecnología son inseparables; en consecuencia han llegado a ser
actividades casi indistinguibles. Es difícil saber a qué se dedican las
personas que trabajan en un laboratorio de investigación-desarrollo en una gran
industria: ¿hacen ciencia o hacen tecnología? Quizás simplemente hacen
"tecnociencia", actividad donde los viejos límites son
desdibujados." (7)
Conclusiones
Los argumentos que se
pueden proporcionar para fundamentar el enfoque tecnocientífico son muchos y
entre ellos son muy convincentes las reflexiones siguientes:
La sociedad tecnológica
contemporánea ha colocado a una buena parte de la ciencia en función de
prioridades tecnológicas. Según UNESCO la investigación básica representa menos
del 20% de la investigación que se hace en los países desarrollados. Según esa
misma fuente, las empresas son las que están corriendo hoy con una buena parte
del gasto en I+D e incluso con la ejecución de las investigaciones. Obsérvese
que hasta la ciencia básica (si aún este término es sostenible) se caracteriza
por una alta sofisticación tecnológica. Estas realidades colocan a la ciencia
en una relación inédita con la tecnología y es de suponer que esta situación
siga afirmándose.
La idea de tecnociencia
subraya también los complejísimos móviles sociales que conducen el desarrollo
científico-tecnológico. El papel de los intereses sociales en la definición de
su curso es tanto más claro en la medida que la dimensión tecnológica pasa a
ser preponderante. Una consecuencia de ello es la colocación en primer plano de
los dilemas éticos. Manipular, modificar, transformar, son acciones que
comportan siempre dudas acerca de los límites de lo moralmente admisible.
En fin, los móviles,
intereses y compromisos sociales que subyacen en la actividad tecnocientífica
son reflejos de los contextos económicos, políticos y socio-culturales en los
cuales se desarrollan, pero también tienen un componente de universalidad que
constituyen las bases teóricas que conservan los valores humanos celosamente
cultivados en las diferentes ramas del saber y la cultura.
La referencia y breve
caracterización realizada hasta aquí de los autores y corrientes de pensamiento
que tributan a los estudios sociales sobre la actividad tecnocientífica nos
permiten mostrar el amplio y complejo entramado de disciplinas, temas y
problemáticas en las áreas o esferas de la docencia, la investigación y la
gestión pública en ciencia y tecnología.
Sin embargo hasta aquí no
hemos entrado en las interioridades de estos estudios, pues para ello se
requiere del examen concreto de las tesis fundamentales propuestas por estos
autores y su correspondiente comparación recíproca, de manera que se pueda
reconstruir, al menos en trazos generales como presupone toda sistematización,
tanto los rasgos o prejuicios de la llamada concepción heredada, como las bases
teóricas constitutivas de una nueva visión social integral de la Tecnociencia.
Summary
It is well-known that in
our country efforts are being made for a decade towards the development and
consolidation of a new scientific-technological culture that correspond to the
demands of the current Cuban socio-economic reality. The particularities of the
development of our social project demand us to deepen into the social studies
of science and the technology. For such a reason, the objective of this work
consists of characterizing the most significant aspects of CTS Studies : its
tendencies, schools and main representatives. It should also be pointed out
that the most profitable thing to do in this case should not be to make a
summary of the basic ideas of each approach or thinker, but rather to try to
capture the conductive thread of the problems and more significant elaborations
that gave origin to the CTS Movement and that have been discussed in each
historical-cultural context.
Recibido: 3/2/04 Aprobado:
25/3/04
(1) Núñez Jover J.
Problemas sociales de la ciencia y la tecnología . La Habana, Cuba: Editorial
Félix Varela; 1994. p. 7-19.
(2) González García M,
López Cerezo J. Ciencia, tecnología y sociedad: una introducción al estudio
social de la ciencia y la tecnología. Madrid, España: Editorial Tecnos; 1996.
p. 11-12, 58-65,98.
(3) Cutcliffe SH. Ciencia,
Tecnología y Sociedad: Un campo disciplinar; 1990. p. 20-41.
(4) Núñez Jover J. La
ciencia y la tecnología como proceso sociales. La Habana, Cuba: Editorial Félix
Varela; 1999. p.1, 8,245.
(5) Temple RK. El genio
científico de China. Revista El Correo de la UNESCO 1988, Octubre.
(6) Sanmartín J. Estudios
sobre sociedad y tecnología. Barcelona: Anthropos; 1992. p.70.
(7) Snow CP. Las Dos
culturas y un segundo enfoque. Madrid: Editorial Alianza; 1992. p.57.
(8) López Cerezo JA. Kuhn
en contexto social. En: Solís C, editor. Alta tensión: historia, filosofía y
sociología de la ciencia. Barcelona, España; 1998. p.3
(9) Pérez Ransanz AR.
Modelos de cambio científico. En: Olivé L, Pérez Ransanz AR. Filosofía de la
ciencia: teoría y observación. México: Editores Siglo XXI; 1998.p.181-202.
(10) López Cerezo JA,
Sanmartín J, González García MI. Filosofía actual de la ciencia. Diálogo
Filosófico1994; (29): 164-208.
(11) Bueno G. Teoría del
cierre categorial. Introducción general. Siete enfoques en el estudio de la
ciencia. Oviedo, España: Pentalfa Ediciones;1992. p.1.
(12) Barnes B, Bloor D.
Relativismo, racionalismo y sociología del conocimiento. En: González García M,
López Cerezo J, Luján López J, Edtores. Ciencia, tecnología y sociedad:
lecturas seleccionadas. Barcelona: Editorial Ariel; 1997. p. 27-48.
Bibliografía
Barnes B. Kuhn y las
ciencias sociales. México: Fondo de Cultura Económica; 1986
Castro Miranda R. La
ciencia en el siglo XIX cubano y su comprensión del nexo con el progreso social
[Tesis Doctoral]. La Habana: Facultad de Filosofía de la Universidad de La
Habana; 1988
Clavel F. El empirismo
lógico. Apunte introductorio. En: Issa. Aproximación a la metodología de las
ciencias sociales. México: Universidad Autónoma Metropolitana; 1994. p. 23-28.
Collins H. Un programa
empírico del relativismo en sociología del conocimiento. En: González García
M.I., López Cerezo J, Luján López J. Ciencia, tecnología y sociedad: lecturas
seleccionadas. Barcelona: Editorial Ariel; 1997. p. 49-69.
Echeverría Javier.
Filosofía de la ciencia. Madrid: Ediciones AKAL; 1995 p.11-39, 215
Figaredo Curiel F. Fidel y
la necesidad de la ciencia. En: Núñez Jover J. Problemas sociales de la Ciencia
y la Tecnología. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela.; 1994.
García Capote E.
Surgimiento, evolución y perspectivas de la política de ciencia y tecnología en
Cuba (1959-1995). En: Díaz Caballero J. Tecnología y Sociedad . La Habana,
Cuba: Editorial Félix Varela;1999.p. 384-410.
HuergaMelcon P. La ciencia
en la encrucijada. Oviedo: Ediciones Pentalfa; 1999. p. 655
Kuhn T. La estructura de
las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica. México; 1982
Kuhn T. Los paradigmas
científicos. En: Issa, J. Aproximación a la metodología de las ciencias
sociales. México: Universidad Autónoma Metropolitana; 1994. p. 175-212.
Lamo de Espinosa E,
González García JM., Torres Albero C. La sociología del conocimiento y de la
ciencia. Madrid: Editorial Alianza; 1994.p. 54-61
Martínez Álvarez F. Hacia
una visión social integral de la ciencia y la tecnología [En línea]. 1999;
[27].Disponible en: http://www.oei.org.co/cts/vision.htm.
Martínez Álvarez F. La
Concepción Heredada de la Ciencia y la Tecnología [En línea]. 2001; [8] Disponible
en: http://www.campus-oei.org/salactsi/fmartinez.htm .
Medina M. Tecnología y
filosofía: más allá de los prejuicios epistemológicos y humanistas. Revista
Isegoría 1995 (12): 174-189.
Medina M. Tecnografía de la
Ciencia. Historia Crítica. Santafé de Bogotá: Universidad de los Andes; 1996.
Mitchan C. El nuevo Mundo
de la Filosofía y la Tecnología. Santo Domingo: Editora Corripio; 1990.p. 330.
Mitchan C. En busca de una
nueva relación entre Ciencia, Tecnología y Sociedad. En: Medina M, Martín JM.
Ciencia, Tecnología y Sociedad. Barcelona: Editorial Anthropos; 1990.p.11-19.
Núñez Jover J, López Cerezo
JA. Innovación tecnológica, innovación social y estudios CTS en Cuba. 1999;
[14] Disponible en: http://www.oei.com.
Suárez López-Guaso L.
Actividad científica y futuro de la humanidad. Humanidades 1998, ( 41): 20-27.
Suárez López-Guaso L. La
ciencia y sus valores. Humanidades 1998, (38): 20-23.
[i] Se refiere a la
expresión inglesa “recivedview” o “standardview”, denominaciones introducidas por Hilary Putnam para
caracterizar las bases epistemológicas del neo-positivismo del Círculo de Viena y de otras concepciones
dogmáticas en teoría de la ciencia. Estas denominaciones fueron traducidas al
castellano como “concepción heredada o tradicional” a partir de la edición de Eloy Rada y Pilar Castrillo del libro de
Frederick Suppe titulado La estructura de las teorías científica. Madrid,
Editora Nacional, 1979 (Putnam; H. “Lo que las teorías no son” , en:
Olivé, L.;
Pérez
Ransanz, A.R., 1989, p. 312. Además, Bueno, G., 1992, p. 53, 74-75 y Echeverría, J., 1995, p. 12) Hoy la Concepción Heredada de la Ciencia y la Tecnología se
entiende como: “…conjunto
de ideas, postulados, preceptos cánones y prejuicios difundidos y establecidos durante
siglos por diferentes entidades, disciplinas científicas y pensadores que han ido conformando
espontáneamente
una visión
fragmentada, limitada, estática y contradictoria sobre la actividad
científico-tecnológica; tal visión no ha logrado desentrañar a plenitud el
entramado histórico-social de esta peculiar y multifacética forma de actividad
humana” (Martínez, Álvarez, F., 2000, p. 1. En este trabajo se puede
encontrar una sistematización de los rasgos más generales que caracterizan a
esta concepción.
[ii] La Ciencia moderna ha
transitado por un creciente proceso de institucionalización, el cual se puede
dividir (considerando que es muy difícil delimitar con plena exactitud cada
etapa) en tres momentos:
• Ciencia amateur
(1600-1800): se caracteriza por que los científicos, regularmente aislados y
fuera de las universidades, se dedicaban de manera espontánea a esa actividad,
pues tenían otras ocupaciones y tareas, es decir, no eran profesionales de la
ciencia. Sus medios fundamentales de comunicación eran los libros y las cartas,
así como que se autodenominaban filósofos naturales y no científicos. Sus
actividades, salvo excepciones, no tenían relación ni con el gobierno ni con la
industria. En esos tiempos se organizaron las primeras asociaciones científicas
tales como: la Royal Society de Londres y la Academia de Ciencias de París.
• Ciencia académica
(1800-1940): en este largo período se establece la actividad el científico como
una ocupación profesional orientada a la especialización, expresada en
estructuras disciplinares rígidas concentrada en las Universidades, en las
cuales se desarrolla una formación investigativa apoyada por fondos públicos,
aunque en sus inicios no estaba compulsada por demandas políticas, luego, en
los años de las dos guerras mundiales, se le exige a la ciencia y la tecnología
responder a los intereses políticos y militares del Estado imperante.
• Ciencia Industrial
o profesional (1940-hasta hoy): caracterizan esta etapa los megaproyectos
financiados delirantemente por el Estado y las empresas transnacionales (Big
Science), grandes equipos multidisciplinarios, papel especial de los expertos y
asesores ha nivel de gobierno, creciente burocracia que genera estrategias y
políticas de gestión de innovación tecnológica. Se establecen en las
Universidades políticas de capacitación en gestión de la ciencia y la
tecnología inicialmente en facultades de ingeniería y luego en humanidades.
[iii] Una breve
sistematización de los rasgos que caracterizan esta visión social de la ciencia
y la tecnología se puede ver en: Martínez, Álvarez, F., 1999, 2000 y 2002.
[iv] Los factores pueden
ser: económicos, filosóficos, ideológicos, políticos, jurídicos, éticos,
estéticos, psicológicos, institucionales, el consenso de la comunidad
epistémica, las costumbres y hábitos profesionales, etc.
[v] Una explicación muy
didáctica sobre estos tres sólidos argumentos de la reacción postempirista se
puede leer en: López, Cerezo, J.A.; Sanmartín J.; González, García, M.I., 1994,
p. 4-7.
[vi] Nos apoyamos para el
ordenamiento en dos criterios: el primero se refiere a la lógica expuesta por
Ana Rosa Pérez Ransanz sobre la evolución de los diferentes modelos de cambio
científico (Pérez, Ransanz, A.R., 1989, p. 181-202); el segundo criterio
consiste en la significación histórica de las diferentes tradiciones, escuelas
y tendencias en la evolución de los estudios CTS.
[vii] Las fuentes de la una
nueva imagen de la ciencia está potencial y fragmentadamente expresada en la obra
de varios pensadores clásicos tales como: Marx, Engels, Lenin, Hessen,
Rubinstein, Merton y otros. En el estudio de la literatura de los nuevos
pensadores que aquí se relacionarán pueden servir de gran ayuda la “ Bibliografía comentada“ (Página
Web de OEI) , el “Ensayo
bibliográfico” y el “Programa de la Asignatura Filosofía de la Ciencia” (López,
Cerezo, J.A., 1998, en soporte magnético) Además es muy polémico el asunto de quién fue el iniciador del Movimiento CTS, más admitido está el reconocimiento de una vanguardia, entre los que están
los nombres de T. Kuhn, C.P. Snow, R. Carson, J. Ellul y quizás otros.
[viii] Vea como revela el
Dr. Jorge Núñez Jover esta relación entre Kuhn y Fleck: “El caso de LudwikFleck es ilustrativo en varios
sentidos. Su obra anticipó
muchas de las ideas de Kuhn, sin embargo fue ignorada y aún hoy es bastante desconocida. Fleck fue un médico judío polaco nacido en 1896 en Lvov. Radicaba allí una
escuela filosófica con posiciones cercanas al círculo de Viena, es probable que
contra esas posiciones es que Fleck desarrolló un enfoque marcadamente
psicológico y sociológico, semejante al que luego Kuhn propuso. Pero no tuvo
suerte. La ocupación alemana a Polonia llevó a Fleck a campos de concentración
y sólo después de la guerra alcanzó algún reconocimiento académico. Su idea
sociológica de la ciencia (centrada en conceptos como estilo de pensamiento y
colectivo de pensamiento) resultó muy adelantada para aquel momento. Tampoco lo
ayudó su condición de judío. Entre 1949 y 1959 envió unos 20 ejemplares de su
libro a los EUA donde ya existía una sociología de la ciencia pero nadie lo
mencionó. Kuhn lo conoció por una nota al pie de un libro de Reichenbach
publicado en 1938 y al publicar la Estructura de las Revoluciones Científicas
(Fleck había muerto un año antes) reconoció la influencia del libro del médico
y epistemólogo judío.”(Núñez, Jover, Jorge, 1999, p. 52-53)
[ix] Como señala Ana Rosa
Pérez Ransanz: “En los
trabajos posteriores a la ERC, Kuhn desarrolla, clarifica y a veces modifica
sus tesis sobre el desarrollo científico”, por
ello en su famosa “Posdata-1969”, Kuhn se ocupa de distinguir los dos
sentidos de Paradigma: 1) como logro o realización concreta, y, 2) como conjunto de compromisos
compartidos, denominado definitivamente como “matriz disciplinaria.” (Pérez,
Ransanz, A.R., 1989, p. 186-187), concepto que, según el Dr. Jorge Núñez Jover,
“...significa
empresa científica
en el entramado social, donde están presente no sólo las teorías, sino, también, el abanico de creencias, actitudes, procedimientos, técnicas, valores, etc.” (Núñez, Jover, J., 1999)
[x] Para una comprensión
más amplia de nuestras raíces y antecedentes históricos de los estudios
teóricos sobre la ciencia y la tecnología ver: García Capote, E., 1999, Castro,
Miranda, Raúl, 1988: CEHOC, et. al., 1988, Figaredo, Curiel, F., 1994,
Martínez, Álvarez, F., 2000, Núñez, Jover, J.; López, Cerezo, J. A., 1999,
Toledo, Josefina, 1988.
No hay comentarios:
Publicar un comentario